sábado, 23 de julio de 2011

Delirium



Aquella tarde, tan solo me detuve unos instantes a mirar por la ventana, cómo el viento agitaba la rama de un árbol y la sombra danzaba sola contra la pared amarillenta. Yo estaba sentado en una silla aislada, junto a una cama blanca, dentro de un espacio cercado por una cálida cortina de tela corrediza, inmerso en un inmenso edificio de enfermedades colmadas, quejas, llantos, palabras sueltas, llamados urgentes, olores infectos y ambiente aplanado. Mientras, esperaba. Las horas se perdían entre tubos de oxigeno, monitores pequeños, cables y sondas, y más artefactos complejos. Rápidamente, una mujer de formas redondeadas y gestos agotados, anunció su veredicto: Vértigo. Luego, todo tipo de estudios y artimañas. Vértigo exacerbado pensé; claro que esa sensación, es común a todo ser humano. De hecho, yo también sentí vértigo, pero no era el mismo vértigo. El mío, quizá, fue la resultante de un cúmulo de sensaciones. El temor a lo peor. El verme a mi, más de una vez en esa cama. El saberme allí desde muy pequeño. El terror intenso a la castración, no del todo simbolizada. Vértigo al escuchar el llanto de un bebé recién nacido y a los silencios frente a la falta. Vértigo al dar cuenta que la parálisis de acción, esa tarde había estado ausente. Vértigo al miedo enorme de una posible soledad amenazadora. Vértigo que culminó con la noticia que anunciaba: no todo esta tan jodido.
Acabo de escribir estas lineas, y no se cual es el sentido. Tampoco quiero saberlo. Solo se que tuve la necesidad de hacerlo, luego de haber pasado un tiempo en silencio.
Siento como el frío recorre mis pies. Ahora, simplemente miro la gama de verdes que posee una de mis plantas y así voy recorriendo la mirada por todo el ambiente. Silencioso.
No tiene sentido lo que estoy escribiendo, pero no me importa. No pretendo que lo tenga.
Si éstas lineas hubiesen sido plasmadas en una hoja de papel, seguramente su destino sería el cesto. Debería tirar la pc al tacho? Bueno, tampoco hay necesidad.
Y si vos, que estas del otro lado, sentis que todo ésto finalmente no conduce a nada sensato, pues entonces ME IMPORTA UN CARAJO.