viernes, 26 de noviembre de 2010

Acto de fe

Aquella tarde calurosa, los cuerpos livianos se hallaban suspendidos en la nube oxigenada. Tendidos solo podían captar los miedos, apenas visibles. Mucho más fuerte fue sentir los temblores de cada mundo próximo, porque esos mundos siempre estuvieron gobernados por las proximidades. Desde el primer instante se supo. Ella desplegó su enredadera suave por la corteza corrompida de aquel macho. Él se dejó envolver dulcemente, y respiró. Los elementos se iban acomodando con la exhalación. Tirados entre plumas, se respiraban, transaccionalmente. Puentes invisibles iban construyendo. Sin saberlo siquiera, hicieron un pacto. Sin mencionarlo siquiera, fluyeron. Nada más la espera. La quietud expectante frente al reordenamiento universal. Lidiando con los miedos y los cansancios. Desearon la eternidad. Tomaron sus manos, hundiéndose en el mar....

viernes, 19 de noviembre de 2010

Juegos perversos

Una tarde cualquiera, en una ciudad primitiva, el hombre llamó a su puerta, y la mujer respondió. Sentados en el sofá, solo dominaban el espacio interior con una batalla de miradas asesinas. Las horas corrían, y tan solo hacían cosas que hacen los demás. Embriagaban sus sentidos con gotas de oxígeno ausente. Él quiso decir, y ella quiso callar. Cada vez más cerca, la dimensión del estallido arrasó como una onda expansiva, volando por los aires los besos robados. La señal criminal llegó hasta una nueva galaxia manteniéndose errática, estática, desarmada, abrumada. Cuando la locura sació, comenzó a descender velozmente como una flecha de fuego. Justo fue a caer en la mínima porción eléctrica que reunía el hombre y la mujer. Luego se hizo la noche, él debió partir y ella silenciosamente rogó por su presencia entre plegarias vacías. Finalmente la realidad imperó salvajemente con un cachetazo seco. El hombre partió, cuando minutos antes frente al viento ella había partido en presencia. Él no pudo dar cuenta que había dejado su sombra en el sofá. La mujer lo dejó ir soltándole los huesos para entregar su inocencia y la amplitud de su ser. Perversamente rieron los dos. 

Toda una vida en la esquina

Miro por la ventanilla del vehículo y allí está ese anciano, como cada mañana, con su saco color gris topo y su pantalón de felpa y un par de alpargatas gastadas. Está parado en la misma esquina de siempre, con su pañuelito color lila danzano entre sus dedos. Entonces pienso en él, y me digo a mi mismo, él también fue pequeño alguna vez y probablemente colgaba su vista con el brillo del sol, intentando robar los secretos que se encuentran detrás de la luz. Hoy lleva puesto lentes de sol. Pienso también, que a lo mejor siendo chiquito jugaría a construir castillos con arena, inmensos, fantaseando quizá, que sería un Rey introducido en una época equivocada. Seguramente por estos días, descansa en la intemperie, sobre la nada. Puede que también, desde muy niño, depositara sus ojos sobre su madre, mientras tímidamente pedía por un pan con manteca y azúcar, escuchando la lluvia repiquetear en la ventana. A esta altura de su vida, pide monedas en esa esquina promiscua, para subsistir. Vuelvo a mirarlo, atentamente lo miro, y yo no quiero saber sobre los secretos que se esconden detrás de la luz, yo no quiero ser por un día un Rey gobernando castillos de arena, tampoco deseo saborear azúcar en mi paladar con mis oídos desbordados por el sonido de la lluvia fría, tan solo quiero una mirada que me contenga, una mirada que me desarme jugando como niños, para luego volverme a armar, tan solo una mirada que haga de puente mostrándome el camino a seguir, de esas que encierran misterios, simplemente una mirada sincera....

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Sos MAR

mi MAR

mi estrella

mi vértigo

mi huracán

que no me deja estar en pie

y tiemblo

sin duda que tiemblo.

Cualquier otro día es mejor....

Y la luna....

maldita luna

testigo.

Y la arena....

con el calor

de todo un día

quemandonos.

Vamos saltando

de tramo en tramo

para hundirnos

cada vez mas....


Mientras baje con vos, hundirme tiene sentido

hundirnos

bajando la cuesta

del amor doloroso

con un solo sentido

sostenernos frente

al caos de la vida

Sos la melodía

la locura no se entiende

nena

la locura

nos alimenta

el delirio descenfrenado

la caída de un día

en un SIGLO

nuestra vida... NÓMADE

acordes...

sonido rompiendo

explota tu corazón

y bebo de cada gota

suicidas al volante

en vistas de un camino que no existe

lo vamos haciendo

y la oscuridad nos da oxigeno

Delirios alocados

QUIERO EXPLOTAR EN SONIDO

VIAJAR POR LA NOCHE

MIRANDO LA CIUDAD

EL VIENTO

TODO UN ALUD SENTIMENTAL

TEMBLANDO CON LA LUZ

LA VELOCIDAD

Y.....

PERDERME EN TU VENTANA

VER COMO DORMÍS

TE MOVÉS

DELIRAS EN SUEÑOS

TODO UN UNIVERSO ENCERRADO

EN TU MEDULA

EN TUS CURVAS

EN LA SED DE TU PIEL....
Levanto la piel, yeah! la piel despojada de intensidad, tan pronta a la oportunidad de saber los deseos en la oscuridad. Bordando con aguja de sal, cociendo el dibujo de un viaje excesivo, entonces sera la revolución infernal. Roguemos por mas! Y la necesidad? entonces nos subiremos directo al más allá de todo aquello que se pueda ver. Sintiendo el hambre de la voluntad, nada librará la tensión encerrada en la propia existencia descolocada. Y queres descubrir... Acertijos. Mensajes encerrados en un lenguaje que va quemando.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Estatico, estancado, nada aclara y el temporal resonando nuevamente en mi interior. Estado de implosión. Voy transitando sin saber adonde termina. El fin dentro de mi. Nada puedo explicar, nada puedo saber. Mirando la orilla desde lo más lejano del mar....

martes, 9 de noviembre de 2010


Un lobo se dispara por la ancha Avenida, huye por el impacto en su sangre, cuando menos lo esperaba algo acertó en su costilla, jamás esperó de frente y la sorpresa asertiva logró su cometido. Desesperadamente dispara por la ancha Avenida, huye porque vomita miedo. Va dejando fuego en su camino, luminoso camino. No descansa, no. Evita el choque frontal, y lo vemos como va. Sin duda vemos como va, desde la ventana lo vemos correr, y yo te digo que no mires, no. Yo si. Cubriendo tus ojos, te digo... NO MIRES.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Bajo una luna hostil

Entonces me levanto y la soga sigue al cuello, se ajusta, pero no es placer, no. Sin duda se trata de saber la asfixia, de sentirla, de reconocerla, de tomarla como propia porque el aire no se respira, porque deseo el mar, sin duda que el mar entiende, y es la clave, el mar me acompaña al oído, esas olas que irrumpen como mi llanto, como el quiebre en la vida, con la fuerza, con la tempestad que todo arrastra hacia la orilla, lo expulsa, lo deja como cosas vistas, como prendas a ponerse, a tomarlas como propias, y es ahí cuando voy levantado una por una cada una de ellas, a sabiendas que desde el momento que las tomo como tan mías, pues entonces viene la bruma, viene el viento, la luna es testigo, el aullido a lo lejos, que no es más que la sal denigrando la roca, y ya no vuelvo, pues no hay vuelta, porque cuando todo acontece, el retorno es un imposible que va creciendo, y me dejo caer, pues claro que me dejo caer, como un colchón de plumas, me voy dejando llevar, me arrastra, los secretos ya no son como tal, de mi carne, de mi sangre, la tinta se vuelve agresiva, y calamar ante el peligro, ante lo inevitable, escapa, pues vaya que escapa hacia lo más HUMANO.

Animo

Llanto visceral, impulso que irrumpe desde lo más profundo y nuevamente un silencio sepulcral. Alma reclama. Mi estomago vibra y una grieta comienza a partirme en dos. Entonces la cabeza es el peor sitio. La cabeza es el volcán sin erupcionar. La sensación de flotar en la marea me arrastra hacia lo más profundo. El aire se corta con cuchillo y mi garganta su vuelve granada. Dejo un mar de lágrimas en mi almohada. DOLOR.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Nuevamente ante la inmensidad del horizonte. El vacío silencioso gobierna una vez más. Volverse pequeño y desamparado. Sentir que el Puerto Central es mi garganta, y cada grito ahogado, cada palabra que flota, me sumerge hasta el fondo. No me encuentro. Haber mantenido una dirección, aumentando o disminuyendo la velocidad, y hoy ser la piedra en el camino. Estar ahí por la sencilla razón de haber caído dentro de la grieta que recubre los bordes pero sin duda alguna el núcleo florece infernalmente. Se suceden los días y las sombras se agigantan. Los fantasmas de la noche danzan impunemente ante el horror de la mirada cristalina. Del Puerto van partiendo botellas que flotan en el mar.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Sádicomasoquista

Látigo de tu boca
Látigo es la lengua que desborda
Látigo en mi mente sangrando
Látigo en el pecho, me voy desgarrando
Látigo son tus pasos tras la huella
Látigo es la mentira simulando ser verdadera
Látigo es el miedo ante el futuro
Látigo me vuelvo cuando me torno oscuro
Látigo es mirarte sabiendo lo que quieres
Látigo es no alimentarte como un hecho consumado
Látigo es temblar ante la posibilidad de la entrega

Profundiades




Todo sugería ser, aparentemente, una competencia. Me encontraba en un muelle, que no era muelle, sino un galpón o guardería de barcos. Detrás mío, algunas personas desparramadas por el lugar, prestaban atención a cada uno de los competidores. No conocía a nadie, y tampoco pude determinar la cantidad de gente que competiría ese día. En la largada, todos avanzaban y yo me había quedado quieto. El panorama no era muy agradable, el río era sumamente oscuro. De pronto me impulsé por los aires, de tal modo que supere la linea de los competidores, hundiéndome a fondo en la oscuridad fría. Sentí asco. En las profundidades todo era temible. Al gusto, al tacto, al oído. Enredaderas acuáticas, lodo espeso, sensaciones siniestras. Demasiado turbio. Subí a la superficie, y comencé a nadar de tal modo que mis competidores aún continuaban detrás mío. En mi hombro izquierdo un sapo enorme depositó uno de sus brazos haciendo de ese modo presión, mi cara de espanto me inmovilizo. A mi derecha unos barcos de juguete estaban anclados en la escollera. Nadé hasta uno de ellos, y mientras lo hacía pensaba como sería posible subirme siendo tan grande mi cuerpo y tan pequeño el barco. En un segundo estaba arriba caminando por los pisos de madera. Un militar salió a mi encuentro y pedí por favor que me acercara hasta la llegada. Con una sonrisa maliciosa respondió que no era posible y debía tomar un taxi. Todos llegaron, mientras yo los miraba desde aquel lugar.  

lunes, 1 de noviembre de 2010

Noches blancas - Dostoievski (*)


"El sentimiento de la soledad y del abandono es una enfermedad. ¿Cuàndo comienza? ¿Por qué no hubo una madre para impedirla? Pero tal vez esta enfermedad es justamente que no hubo una madre para impedirla. No es sentir la soledad o el abandono como algo inherente al ser humano, que pesa sobre él y lo acompaña toda su vida. Es algo que le ocurre a algunos (como al {soñador} de D.: una inadaptación que es más que este nombre, una rebelión, una lucidez, un ser muriéndose como una tortuga, alguien que ve más que los otros, que ve mejor, lleno de ternura que dar, de amor, y no obstante se encierra, vive solo y solitario como en una tumba, condenado a una soledad sin remedio. He aquí lo incomprensible, viviendo como un criminal. Es el verdadero {maldito}."


(*) PIZARNIK, Alejandra. "Diarios". Pag. 172/3. Tercera edición: octubre, 2007. Impreso en España.-