Tengo la impresión
de saber que tu presencia
se debe a las huellas
que aquel mar borró
Furtiva, implacable, ardiente
me esperabas en el corazon
de una ciudad, cual deseo compartido
ante esos ojos sedientos
que veian pasaron almas perdidas
Nos desnudamos con la mirada
en la mesa de aquel café
con besos te acorralé
y venciendo la batalla
con balas de flores te acaricié
Entré en tu alcoba llena de sombras
y fuimos una multitud
pediste calor de un sol ausente
olvidaste tu pasado mostrando
tus manos vacías que posaste en mí
La luna roja del sur se desangró
fetiche se regocijó con tu alma
colgándose junto a los cristales
te iluminó, traslúcida, lejana
luciérnaga te encendiste
y tu calidez me desvaneció
Así la noche perdida nos encontró
delirando de locura en tiempos
de revolución
Sobrevolamos los parques
mientras los perros ladraban
a nuestros silencios sucios
Construimos nuevos caminos
que nos condujeron a días
sin sentido para el mundo
pero tan llenos de nosotros
tan nuestros, tan increiblemente
nuestros.