jueves, 29 de mayo de 2008

Insolentes



Lluvia de besos
abrazaron mi cuerpo
desnudaron mi alma
sin rastros dejar.

En la vereda
junto al poste
verguenza senti
al verte pasar.

Al puesto de frutas
acudí una tarde
viendo a tu padre
tu mano pedi.

Escobazos recibí
y un susto tremendo
padecí, y asi comprendi
que no era tiempo de amores.

A escondidas por los rincones
de aquella esquina enarbolada
robe el encanto de tu mirada
cual estrella encantada.

Hoy tu recuerdo
se estampa en mi memoria
haciendo vivo aquel momento
de enamorados fugitivos.

Y es solo un instante vivo
que un ladron de besos
usurpó tu boca
la mas dulce
la mas misteriosamente
endiablada...