Finalmente todos pasaban
viendo tamaña figura en los cielos
dandose vuelta en su propio eje
cocinandose en las brasas celestiales
el inmenso cerdo se doraba
y las gotas de su cocción
salpicaban sin distincion alguna
provocando el caos absoluto
pues nadie deseaba su mancha
y sin embargo era un imposible
ya que nadie podia dejar de pasar.
Asi se tomaban los rostros
buscando reconstruirlos
viendose en espejos imaginarios
mientras los gritos del pasado acechaban.