miércoles, 2 de julio de 2008

Por mi manzana...


Con las rodillas sucias
así fue trepando
y casi sin espanto
el horizonte admiró
esa plaza le perteneció
al menos eso creyó
luego domingo con sorpresa
hurgando por la arena
recuerdos y objetos encontró
que solo escondió
y a su padre regaló.
Luego la manzana
sencillamente recorrió
con su autito de carton y madera.
El payaso de la esquina espera
siempre su madre decía
cuando en tardes de lluvia
el tedio solo acudía
y un mundo de brillantina
en sus dedos se mezclaba
porque nunca paraba
de crear mientras lo acariciaban.