Cuando lo nefasto de lo humano te vuelve irascible y montas en cólera perdiendo el sentido de si mismo, sentís como el veneno de la estupidez te colma la coronilla a tal punto de pensar cual es el verdadero sentido de la violencia transformada en un deporte diario. Te preguntas a diario quien articula tanta locura suelta o quizás, quien es el verdadero creador de tanta miseria humana tan necesariamente real, con el fin de sostener el equilibro de los opuesto. Pues, para llegar a la existencia de lo bondadoso irremediablemente debe aparecer como marco de contraste lo maligno. Pero hemos llegado a un punto donde lo descarado y macabro hace alarde en lo cotidiano, bofeteando la mejilla del mundo mismo para dejarlo por un instante tan estupefacto y sin reacción. Hoy es aquel o tal vez un otro, pero seguramente mañana serás vos y lo terrible de esperar el momento justo aguardardando en la sala de espera. No quiero, no. Realmente no.