Se siente afiebrada, sudando entre sábanas, sometida al delirio y la pérdida de la razón; inconscientemente espera a que él llegue de una buena vez. El tiempo corre y una gota de sudor baja por su frente. Así se va revelando lo mejor y lo peor. Necesita ser cuidada y encuentra ausencia. Su cuerpo tiembla y se debate entre movimientos desaforados, estériles e impulsos insanos. Se desgarra por dentro y la grieta cada vez es mas grande. Cuanto faltará para su regreso? Seguramente no vendrá… La sed se apodera de su boca. Busca incorporarse, pero su cuerpo no responde. Escucha pasos acercándose por el palier.. se pregunta si será él, será que finalmente va a regresar?... Silencio absoluto. Una idea absurda en estos tiempos cruza por su mente. Cómo es que todavía nadie inventó un delivery de sentimientos y necesidades urgentes? Que bien le vendría en este momento un repartidor que acabe con su dolor, que quite de raíz ese sentimiento de soledad… Sentimientos envasados. Importados. Con instrucciones para armar y desarmar.
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